Las bombas sumergibles se caracterizan por que funcionan hundidas en el líquido a bombear. La presión del nivel del líquido y, además, el empuje del motor, permiten crear una gran fuerza de salida.
Son las bombas más utilizadas, por las grandes ventajas que ofrecen como su portabilidad o posibilidad de instalarlas de manera fija. Son muy versátiles para bombear agua de pozos, piscinas o depósitos.
Estas bombas se introducen en el líquido a la mayor profundad posible, saliendo a la superficie solamente el cable de corriente y la tubería de evacuación.
Siempre son bombas eléctricas, ya que el estar sumergidas les impide funcionar con un motor de combustible.
Las bombas sumergibles son mucho más económicas que las bombas de eje, tiene menor tamaño y son muy flexibles en cuanto a su uso.
Si se desea aumentar la presión de salida del agua, añadir células resulta mucho más barato y sencillo. Esto convierte las en una buena opción para grandes profundidades.
Elección de la bomba
A la hora de elegir una bomba, debemos de tener en cuenta unos parámetros esenciales. Estos son:
- El tipo de líquido que va a transportar (aguas limpias, aguas residuales , aceites, petróleos o gasolinas, etc).
- La posibilidad de que el líquido contenga partículas sólidas (arena, piedras, ramas, etc).
- Altura a la que llegará la tubería.
- Ángulo de inclinación de la tubería respecto al suelo.
- El largo de la tubería.
Hay más factores, pero con estos ya podremos orientarnos muy acertadamente en cuanto a las características que debe tener la bomba.
Las bombas, por su parte, tienen limitaciones como son:
- La inmersión máxima del aparato (metros de agua que soporta por encima).
- Subida máxima (que sea mayor a la altura a la cual llega la tubería).
- Dimensiones de la bomba.
- Materiales de los que está hecha.
- Peso.
- Voltaje.
- Potencia.
- Caudal soportado.
- Longitud del cable de la corriente.
Como podemos ver, son características que, si no coinciden con nuestras demandas, provocarán que la bomba nos sea inútil para el trabajo a realizar.
Clasificación de las bombas sumergibles
Se pueden clasificar, principalmente, en dos grandes grupos:
- Bombas de motor húmedo. Es el tipo más común de encontrar. El motor se monta acoplado a la carcasa por la parte de abajo, estando en contacto con el líquido que pasa por el interior de la bomba.
En este tipo de aparatos, hay que extremar las precauciones de seguridad en cuanto al aislamiento de las partes eléctricas. - Bombas de motor seco. En este caso, el motor se monta acoplado en la parte superior de la carcasa. Está separado de las piezas de bombeo por un cilindro lleno de aire, la base del cual cuenta con orificios.
Al sumergirse la bomba, el aire (gas) queda atrapado en la pieza cilíndrica, manteniendo una presión desde el interior que impide al agua pasar al compartimento del motor.